miércoles, 21 de agosto de 2013

“Conmemoración Del Fallecimiento Del General José De San Martín”


ACTO del 17 DE AGOSTO   
“CONMEMORACIÓN DEL FALLECIMIENTO DEL GENERAL JOSÉ DE SAN MARTIN”
Si bien cada 17 de agosto conmemoramos la muerte del General José de San Martin, es también, la muerte, el punto final de una extraordinaria vida, el término de un viaje vital pleno de sentido y admirable en razón de su singularidad y grandeza. Por eso creo que el propósito de esta conmemoración es fundamentalmente reafirmar en nuestra memoria la vida de uno de los grandes hombres que ha dado nuestro país, cuya ruta supo abrir el camino hacia la libertad y cuyo norte trascendió la propia individualidad para trazar el mapa de nuestra América.


RESEÑA BIOGRÁFICA
José de San Martín

José Francisco de San Martín, nació en Yapeyú, Corrientes, en 1778.

Junto con su familia se trasladó a España en 1784, donde inició, luego, su carrera militar.

Poco después de estallar la revolución emancipadora en América, San Martín, que había mantenido contactos con las logias masónicas que simpatizaban con el movimiento independentista, marchó a Londres (1811) y de allí a Buenos Aires (1812), cuyo Gobierno le encomendó primero, la formación del regimiento de granaderos y más tarde, la jefatura del ejército del Norte (1813), en sustitución de Belgrano.

Tras la derrota del ejército chileno en Rancagua (1814), San Martín dio amparo a O'Higgins y a sus tropas en Cuyo  (Mendoza)  donde acababa de ser nombrado gobernador.

En Mendoza, José de San Martín se dedicó a organizar el ejército libertador, con el que se propuso invadir Chile cruzando la cordillera de los Andes - la mayor hazaña militar americana de todos los tiempos-. Superadas las cumbres andinas, el 12 de febrero de 1817 derrotó al ejército realista en la cuesta de Chacabuco, y el 14 entró en Santiago de Chile. La Asamblea constituida proclamó la independencia del país y lo nombró director supremo, cargo que declinó en favor de O'Higgins.

San Martin viajó a Buenos Aires a fin de solicitar lo necesario para la campaña del Perú. Sin embargo, lo que recibió fue la oferta de intervenir en las disputas internas del país, que San Martin de inmediato rechazó. De nuevo en Chile, reorganizó las desmoralizadas tropas criollas que habían sido derrotadas en Cancha Rayada y logró  vencer al ejército realista en los llanos de Maipú, el 5 de abril de 1818. De este modo, aseguró la libertad de Chile.

En 1820 inició la campaña de Perú, que culminó con la proclamación de la independencia peruana en 1821 y con su designación como protector, cargo que aceptó hasta la total pacificación del país.

En 1822 se celebró la famosa entrevista con Simón Bolívar en Guayaquil, donde ambos libertadores trataron sobre el futuro del continente. San Martin renunció al protectorado peruano y se retiró de la vida pública, embarcándose hacia Europa en 1824. Regresó a Buenos Aires en 1829, pero no llegó a desembarcar. Afectado por las luchas fratricidas que enfrentaban a sus compatriotas, se marchó nuevamente a Europa, radicándose en Francia, donde murió el 17 de agosto de 1850.




Pablo Neruda: Canto general
XXI
SAN MARTÍN (1810)
ANDUVESan Martín, tanto y de sitio en sitio
que descarté tu traje, tus espuelas, sabía
que alguna vez, andando en los caminos
hechos para volver, en los finales
de cordillera, en la pureza
de la intemperie que de ti heredarnos,
nos íbamos a ver de un día a otro.
     
     Cuesta diferenciar entre los nudos
     de ceibo, entre raíces,
     entre senderos señalar tu rostro,
     entre los pájaros distinguir tu mirada,
     encontrar en el aire tu existencia.
     
     Eres la tierra que nos diste, un ramo
     de cedrón que golpea con su aroma,
     que no sabemos dónde está, de dónde
     llega su olor de patria a las praderas.
     Te galopamos, San Martín, salimos
     amaneciendo a recorrer tu cuerpo,
     respiramos hectáreas de tu sombra,
     hacemos fuego sobre tu estatura.
     
     Eres extenso entre todos los héroes.
     
     Otros fueron de mesa en mesa,
     de encrucijada en torbellino,
     tú fuiste construido de confines,
     y empezamos a ver tu geografía,
     tu planicie final, tu territorio.
     
     Mientras mayor el tiempo disemina
     como agua eterna los terrones
     del rencor, los afilados
     hallazgos de la hoguera,
     más terreno comprendes, más semillas
     de tu tranquilidad pueblan los cerros,
     más extensión das a la primavera.

El hombre que construye es luego el humo
de lo que construyó, nadie renace
de su propio brasero consumido:
de su disminución hizo existencia,
cayó cuando no tuvo más que polvo.
     
     Tú abarcaste en la muerte más espacio.
     
     Tu muerte fue un silencio de granero.
     Pasó la vida tuya, y otras vidas,
     se abrieron puertas, se elevaron muros
     y la espiga salió a ser derramada.
     
     San Martín, otros capitanes
     fulguran más que tú, llevan bordados
     sus pámpanos de sal fosforescentes,
     otros hablan aún como cascadas,
     pero no hay uno como tú, vestido
     de tierra y soledad, de nieve y trébol.
     Te encontramos al retornar del río,
     te saludamos en la forma agraria
     de la Tucumania florida,
     y en los caminos, a caballo
     te cruzamos corriendo y levantando
     tu vestidura, padre polvoriento.
     
     Hoy el sol y la luna, el viento grande
     maduran tu linaje, tu sencilla
     composición: tu verdad era
     verdad de tierra, arenoso amasijo,
     estable como el pan, lámina fresca
     de greda y cereales, pampa pura.
     
     Y así eres hasta hoy, luna y galope,
     estación de soldados, intemperie,
     por donde vamos otra vez guerreando,
     caminando entre pueblos y llanuras,
     estableciendo tu verdad terrestre,
     esparciendo tu germen espacioso,
     aventando las páginas del trigo.
     
     Así sea, y que no nos acompañe
     la paz hasta que entremos
     después de los combates, a tu cuerpo
     y duerma la medida que tuvimos
     en tu extensión de paz germinadora.